Recuperación activa. ¿Reposo sí o no?
A menudo cuando tenemos dolor o una lesión tendemos a parar por completo nuestra actividad física y/o deportiva y la reanudamos de nuevo una vez pasado el dolor o lesión sin tener en cuenta la recuperación activa.
¿Estamos haciendo lo correcto?
Como siempre, depende. Depende de la causa de tu dolor y del tipo y gravedad de lesión que hayas sufrido. El reposo absoluto estará indicado en lesiones graves como fracturas desplazadas, luxaciones, dolor muy intenso, etc. Pero la mayoría de las veces el reposo absoluto no nos va a ayudar demasiado, más bien lo contrario. Hablaremos entonces de reposo relativo, durante el cual habrá que evitar el deporte o actividad que nos causa dolor, pero se podrán introducir algunos ejercicios y /o estiramientos de más o menos intensidad, siempre pautados o guiados por un fisioterapeuta.
Por ejemplo, si haciendo ejercicio te ha empezado a molestar el hombro, después de descartar lesiones de gravedad, se podrá iniciar el tratamiento de fisioterapia combinándolo con ejercicios de estabilización articular. En el caso de que el fisioterapeuta valore que todavía no puedes realizar ningún ejercicio activo con el miembro afectado, siempre se podrá empezar a trabajar la estabilización de la zona lumbo-pélvica (CORE), imprescindible para trabajar de forma compensada con el resto del cuerpo o introducir ejercicio cardiovascular que no implique el miembro afectado, en este caso por ejemplo, en una bicicleta estática.
En el caso del dolor lumbar, muy recurrente en personas con un trabajo o vida sedentaria, tampoco sería una solución hacer reposo absoluto. Siempre guiados por un profesional de la salud, deberemos seguir una pauta de tonificación de la región lumbo-pélvica y de la musculatura que encontremos debilitada, así como realizar estiramientos de los músculos acortados, para conseguir estabilizar la zona y mejorar el dolor.
¿Qué es la recuperación activa?
Por lo tanto, en general, evitaremos períodos largos de reposo y nos basaremos en una recuperación activa, donde se van introduciendo ejercicios poco a poco, aumentado su dificultad y su carga hasta conseguir normalizar la zona afectada. Si por lo contrario, reanudáramos la actividad de forma súbita, sin tratarlo de forma progresiva, podríamos sufrir una recaída de la lesión o cronificar el dolor.
Recuerda consultar a un fisioterapeuta u otro profesional de la salud antes de iniciar cualquier tratamiento de recuperación activa por tu cuenta, ya que las pautas siempre van a depender de la condición única de cada persona.
Laura Cruellas Martinez
Fisioterapeuta colegiada 11.676