¿Comer antes o después de la clase?
Esta es una pregunta habitual en las personas que realizan algún tipo de actividad física en el periodo de descanso y comida del mediodía. A priori, comer antes de realizar ejercicio no parece muy buena idea, ya que la digestión es un proceso complejo, que requiere un tiempo y un desempeño de energía y recursos por parte del organismo. Es por eso que cuando comemos nos entra una sensación de somnolencia y relajación, ya que aumenta la acumulación de sangre en estómago, intestinos, páncreas, hígado y demás órganos que componen el aparato digestivo, al tiempo que disminuye en el resto de partes del cuerpo (músculos esqueléticos).
Si bien no es lo mismo salir a correr que realizar ejercicios en una clase como Córporal Barre, se recomienda no hacer una comida copiosa principal justo antes de entrar en clase. Lo mejor es comer una o dos horas antes de la clase y que los alimentos ingeridos sean de digestión fácil (evitando las grasas).
De todas maneras, hay personas que no se sienten a gusto trabajando en clase con el estómago haciendo la digestión por fácil que se lo pongan. No debemos olvidar que cada persona es un mundo y que hay muchas personas que tienen digestiones lentas o difíciles habitualmente. Para estas personas es mejor que sólo ingieran un pequeño aperitivo antes de las clases en caso de que sientan hambre.
Tampoco es agradable hacer la clase en un momento de bajón de glucosa (cuando la última ingesta fue hace horas). Por eso la idea de comer algo ligero un rato antes de la clase es muy interesante para las personas que van a clase al mediodía.