Embarazo y ejercicio físico

¿Qué es el embarazo?

El embarazo es un estado biológico que ocurre en  la mujer  en el que se dan una secuencia de eventos. Durante dicho estado el estilo de vida que lleve la mamá afectará tanto su salud como la del bebé. Antes de llegar a este momento, concretamente 6 meses antes, deberíamos empezar a prepararnos físicamente para llegar en las mejores condiciones.

Para hacerlo debemos basarnos en cómo es nuestro estilo de vida, es decir que hay que tener en cuenta nuestra hidratación, nuestra alimentación, estar en contacto con el sol y saber gestionar el estrés, ya que éste durante el embarazo puede desregular la placenta. Por eso es importante que la madre haga descansos o siestas programadas y que practique actividad física.

La actividad física se puede empezar en el primer trimestre, siempre que no haya ningún factor que indique lo contrario.

Beneficios de la actividad física:
Para la madre:
  • Mantener un peso adecuado durante el embarazo. Normalmente, se debería aumentar entre 12 y 13 kilos a lo largo del embarazo. También nos ayuda a reducir los índices de fatiga en las actividades cotidianas.
  • Evitar el dolor de espalda baja
  • Mejorar las capacidades metabólicas y cardiopulmonares y reducen el riesgo de padecer diabetes gestacional.
  • Favorecer los procesos del parto.
  • Menor riesgo de padecer venas varicosas.
  • Mejorar la tolerancia a la ansiedad y la depresión.
  • Mejorar el concepto de imagen corporal.
  • Prevenir la preeclampsia, que es un trastorno que puede presentarse durante el embarazo (aproximadamente a partir de las 20 semanas) o después del nacimiento del bebé donde ocurre presión arterial alta y otras señales de lesión a los órganos, como una cantidad anormal de proteína en la orina, una cifra reducida de plaquetas, funcionamiento anormal de los riñones o el hígado, dolor en la parte superior del abdomen, líquido en los pulmones, dolor de cabeza intenso o alteraciones de la vista. Sus factores de riesgo son: obesidad, hipertensión, diabetes tipo II y trombofilia.
En el nacimiento:
  • Reduce el estrés en el parto.
  • Menor percepción del dolor.
  • Favorece que el parto se produzca a término.
  • No provoca rigidez en el periné.
  • Presentan menor tasa de parto instrumental y de cesáreas.
Para el bebé:
  • Mejor desarrollo psicomotor.
  • Mejor maduración nerviosa.
  • Promueve el crecimiento adecuado y el desarrollo vascular, ayudando a prevenir la macrosomía (peso del neonato superior al habitual).
  • Mejora la respuesta inmunitaria e inflamatoria.

Se recomienda que la práctica de ejercicio físico sea al menos de 150 minutos por semana de intensidad moderada, es decir, unas  3 veces por semana, para poder apreciar sus beneficios para la salud. Está práctica de ejercicio debería incluir sobre todo actividad aeróbica y de  resistencia. También debería incluir el entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico (por ejemplo, los ejercicios de Kegel); siempre asegurándose de que su ejecución es correcta. Aparte de esto, deberíamos fomentar en las embarazadas un estilo de vida activo.

Se deberá tener en cuenta que, durante el embarazo, los cambios hormonales que ocurren hacen que se relajen los ligamentos que sostienen las articulaciones, es decir que las articulaciones se vuelven más móviles, lo que conlleva un riesgo de lesión. Por lo tanto, habrá que evitar movimientos bruscos o de mucho impacto. También hay que tener presente que el aumento de peso en la parte delantera del cuerpo de la madre altera su equilibrio y aumenta su base de apoyo. Por ese motivo, se deberá reforzar el equilibrio, pero teniendo en cuenta la situación en que se encuentra la mujer.  Además, durante el embarazo la madre necesita un aporte de oxígeno mayor y a medida que el vientre va aumentando de tamaño es posible que sienta que le falta el aire con más facilidad, ya que el útero presiona sobre el diafragma (principal músculo de la respiración); esto será importante a la hora de hacer ejercicio vigoroso.

Antes de decidir empezar a hacer actividad física, es importante tener el consentimiento de nuestro médico y ser asesorados por un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico para que evalúe cada situación para encontrar el tipo de ejercicio que sea adecuado, ya que se deberá tener en cuenta los hábitos deportivos que ha tenido esa embarazada hasta el momento y cuál está siendo la evolución del embarazo, para poder hacer un buen acompañamiento durante todo este estado.

Candelaria Vicente

Fisioterapeuta colegida núm. 12.222