La respiración en el yoga
La respiración es un proceso inconsciente en el que, mediante la inspiración de aire, traspasamos oxigeno a la sangre (hematosis), que lo transporta, junto al sistema circulatorio, a todos los tejidos, produciéndose en las células de estos, un intercambio gaseoso que convierte el oxígeno en dióxido de carbono. Este último es expulsado a través de la expiración mediante el proceso inverso.
Resulta evidente la conexión entre la respiración, el sistema circulatorio, nuestros tejidos (músculos, articulaciones, ligamentos huesos, vísceras, fascias, piel, nervios…), y todas y cada una de nuestras células, incluidas las cerebrales. Es decir, la respiración conecta con todo lo físico que hay en nosotros.
El trabajo de la respiración es fundamental en el yoga, juega un papel importante en la práctica de las posturas (asanas) y es esencial en el pranayama en el que tomamos consciencia y control del proceso respiratorio.
En los ejercicios hay que respirar por la nariz intentando alargarla (ujjayi). La inspiración debe iniciarse desde la parte superior de la caja torácica, esto contribuye a enderezar la columna y facilita que el diafragma descienda para llenar los pulmones.
La expiración será al contrario, vaciaremos primero los pulmones, contrayendo la zona abdominal, de esta forma protegeremos las lumbares durante el ejercicio.
Asociaremos la inspiración con los movimientos de extensión, y la expiración con los de flexión, rotación o inclinación. Esta respiración acompasada ayuda a homogenizar el movimiento e influye positivamente en los músculos y las vísceras.
Es importante que el movimiento esté integrado en el ciclo respiratorio, es decir que iniciemos la inspiración y expiración antes que el movimiento y la terminemos unos segundos después. También conviene realizar pausas con los pulmones llenos y/o con los pulmones vacíos. Entre asanas conviene parar unos segundos y observar cambios en la respiración.
La respiración debe ser lenta, profunda y acompasada durante toda la práctica, salvando prácticas que específicamente busquen un trabajo respiratorio diferente (como la respiración de fuego en el yoga Kundalini).
El trabajo respiratorio en el yoga se organiza por el tiempo utilizado en cuatro fases: tiempo de inspiración, tiempo con pulmones llenos, tiempo de expiración y tiempo con los pulmones vacíos.
En el pranayama el ritmo y los tiempos de las diferentes fases respiratorias adquiere gran relevancia y cambiándolos se consiguen efectos relajantes o estimulantes. Como siempre, os recomiendo que las practicas respiratorias las iniciéis con un maestro que os acompañe y adecue la práctica a vuestro camino personal.