El Dolor

 

El dolor aparece cuando nuestro cerebro es avisado por el sistema de alarma corporal de que existe riesgo de lesión en alguno de nuestros tejidos, implicando a todos nuestros sistemas corporales con el objetivo de protegernos y/o curarnos.

Lo experimentamos como algo desagradable aunque se trata de una experiencia necesaria para el cuerpo;  por ejemplo, cuando hay lesión de un tejido se activa una respuesta inflamatoria, que a su vez, activa el sistema de alarma y sensibiliza las neuronas.

En algunas ocasiones, este proceso inflamatorio repara los tejidos pero el dolor persiste, eso pasa porque el cerebro sigue creyendo que el cuerpo está amenazado, eso nos enseña que la intensidad del dolor que sentimos no es necesariamente proporcional al daño que sufre el tejido.

El responsable de esta respuesta es el Sistema Nervioso Central que decidirá en función de nuestra memoria compleja, procesos de razonamiento y emociones; éstas, a veces, pueden ser desproporcionadas, exageradas y sin lesión, pero siempre serán reales.

Factores como el género, la edad y la cultura podrán influir en la interpretación que le damos, conocer y entender la fisiología del dolor puede ayudar al paciente a vivir esta experiencia de una forma menos traumática y a su vez disminuir o acabar con el dolor.

Las actitudes de miedo y evitación pueden aumentar la intensidad del dolor por lo que será importante acudir a profesionales con conocimientos sobre este tema que nos eduquen y guíen para adoptar las mejores estrategias y, de esta manera, empoderarnos y ayudarnos a  combatirlo.

El abordaje del paciente con dolor debe ser biopsicosocial, es decir, no solo dar importancia a qué y cuanto duele, sino también en el impacto que este provoca sobre la vida del paciente, que le impide hacer y a que se ve obligado a renunciar por su culpa.

Francesc Arajalaguer / Colegiado nº 6962