Natación y espalda

 La pregunta del millón: ¿es buena la natación para la espalda?

Habrás oído mil veces que la natación es ideal para la salud: buena para la espalda, poco agresiva con tus articulaciones, una forma de entrenar todo el cuerpo, apto para todo tipo de personas…

Pues bien; no siempre es así! No todos los deportes son aptos para todas las personas y la natación no es una excepción. Si bien es cierto que tiene múltiples beneficios, también lo es que pueda estar contraindicado para ciertas personas con determinadas patologías.

Entre sus beneficios,  y en contraposición a muchos otros deportes, la natación es un deporte en el que el riesgo de tener lesiones es bajo; esto es debido a que, en la natación, no hay impacto sobre las articulaciones puesto que al flotar el propio peso del cuerpo no recae en ellas.

Ese aspecto puede ser muy positivo, por ejemplo en casos de sobrepeso, pero no lo será tanto, por ejemplo,  en casos de osteoporosis ya que son las tensiones de compresión debidas a las fuerzas de gravedad y de tracción producidas por las contracciones musculares los potentes estímulos osteogénicos (formadores de hueso).

Como actividad de resistencia,  la natación resulta un trabajo muy interesante puesto que  te obliga a moverte continuamente. Y es que, tanto si avanzas como si te quedas suspendido en el agua, estás en continuo movimiento por lo que se realiza ejercicio aeróbico constantemente, lo cual es beneficioso para los sistemas cardiovasculares y respiratorios. Aun así, para completar una buena salud corporal es esencial el trabajo sobre la  elasticidad muscular (estiramientos) y sobre la correcta postura.

Ahora viene la gran pregunta:

¿Es buena la natación para la espalda?

Pues teniendo en cuenta que la mayoría de nosotros entiende natación como la ejecución de los estilos crol, braza y espalda… la respuesta es NO.

El estilo braza es claramente el peor en cuanto a espalda se refiere, ya que su posición de base es mantener la columna cervical y lumbar en extensión, es decir,  acentuando la lordosis,  posición que genera prácticamente todos los conflictos y dolores tanto de cervicales como de lumbares.

El estilo crol implica un movimiento asimétrico y forzado del cuello, una hiperextensión lumbar para mantener la horizontalidad y movimientos repetitivos de hombro por encima de los 90º (lo que puede suponer problemas en cervicales, lumbares y lesiones en el manguito de los rotadores del hombro)

En cuanto al estilo espalda suele desencadenar una excesiva tensión cervical si no tenemos el hábito, y de nuevo hiperextensión lumbar para mantener la horizontalidad y movimientos repetitivos de hombro por encima de los 90º. Será quizás el menos problemático para la espalda pero mucha atención y precaución si hay lesiones  o problemas de hombro en cuyo caso estaría contraindicado realizar dicho estilo.

Así que si tu problema es precisamente el dolor de espalda hay opciones mucho más saludables que la natación.

Danna Rebassa / Colegiada nº 4076