La importancia del ejercicio físico en la infancia

El ejercicio físico en los niños es algo básico e imprescindible porque fomenta su propio desarrollo físico, psicológico y social. Que los niños participen en actividades deportivas, además de favorecer su autoestima, desarrolla otras habilidades necesarias como la toma de decisiones. Es necesario para que alcancen un dominio y conocimiento de su propio cuerpo y de sus propias limitaciones y capacidades.

Un estilo de vida físicamente activo en la infancia es una buena forma de prevención de ciertas enfermedades crónicas muy frecuentes en la edad adulta, como la obesidad, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, los problemas músculo-esqueléticos y los problemas de salud mental. Además, durante la infancia se produce el mayor desarrollo físico y mental del niño/a y, por eso, es importante estimular sus habilidades motrices y mejorar su postura y consciencia corporal.

Por otro lado, también se sabe que el sedentarismo es un factor de riesgo para estas mismas enfermedades, así que la actividad física regular y la disminución del sedentarismo son un pilar importante para la salud en la infancia. Los hábitos saludables que se inician durante la infancia son más fáciles de mantener en la edad adulta.

Para que la actividad física sea saludable, es importante que sea regular, es decir, que forme parte de la actividad diaria. La actividad física realizada de forma esporádica no alcanza los beneficios en salud que se obtienen con una actividad física regular, pero de una forma u otra, cualquier tipo y cantidad de actividad física ayuda a combatir el sedentarismo.

Por lo tanto, que nuestro hijo/a practique actividad física de forma regular le ayudará a:

  • Mejorar la forma física, el corazón, la fuerza muscular y, además, contribuirá a mantener un peso saludable.
  •  Mejorar la mineralización de los huesos y disminuir la posibilidad de la osteoporosis en la edad adulta.
  • Mejorar la salud mental, la autoestima y disminuir el estrés, ya que ayuda al niño a trazarse metas, superarlas y a conocer mejor sus capacidades y limitaciones.
  •  Adquirir un mayor control sobre sus movimientos, coordinación, una mejor forma física en general y unos hábitos de vida saludables.
  • Favorecer la socialización, especialmente importante en aquellos niños/as que más dificultades pueden tener en este aspecto.
  • Aumentar la concentración, lo que contribuye a tener mejores resultados académicos.
  • Disminuir el desarrollo de factores de riesgo asociados a enfermedades crónicas de la vida adulta, como enfermedades del corazón, hipertensión, diabetes, colesterol elevado y obesidad.

Laura Cruellas / Nº Colegiada 11676