La dismenorrea primaria

Si decimos dismenorrea, puede ser que el nombre no nos resulte familiar, pero si en su lugar  hablamos sobre dolor menstrual, esta disfunción ya nos resulta mucho más conocida.

La dismenorrea es el dolor abdominal y/o pélvico de origen uterino durante o justo antes de la menstruación, después de descartar el diagnóstico de otra patología pélvica macroscópica. Suele  durar entre 8 y 72 horas, siendo más severo durante el primer o segundo día de regla y el dolor puede irradiar hacia la espalda o los muslos. Es posible que se acompañe de síntomas sistémicos como náuseas, vómitos, diarrea, fatiga e insomnio. Todo eso hace que sea una causa de ausencia en el trabajo y en la escuela, por lo tanto afecta a la calidad de vida. A pesar de esto, pocas mujeres buscan ayuda para esta alteración.

Es la disfunción ginecológica más común en las mujeres en edad reproductiva, empezando  en la adolescencia o poco después de la menarquia (6-24 meses). Aunque es difícil decir a cuantas mujeres afecta, ya que su sintomatología es subjetiva y cuesta establecer un diagnóstico concreto que valga para todos los casos. Por eso, su prevalencia varía desde el 11% al 90%, según el estudio.

Distinguimos dos tipos de dismenorrea:

– Primaria: el dolor no está asociado a ninguna patología de base. Suele coincidir con  alteraciones musculoesqueléticas o malos hábitos en la vida diaria.

–  Secundaria: el dolor es originado por una causa patológica definida, como endometriosis, miomas o una enfermedad inflamatoria pélvica. La causa más común en estos casos es la endometriosis.

El ciclo menstrual

El ciclo menstrual hace referencia a todos los procesos hormonales y tisulares que se producen en el cuerpo de la mujer con el objetivo de llevar a cabo la ovulación y la posible fecundación. El ciclo comienza el primer día de sangrado y el fin del ciclo es el día anterior al inicio de la siguiente menstruación. La duración media de este proceso es de 28 días.

El ciclo se inicia en el sistema nervioso central, concretamente en el  hipotálamo, una parte del cerebro encargada de liberar la hormona reguladora de gonadotropinas (GnRH), que actúa sobre otra estructura cerebral que es la hipófisis, provocando que ésta  libere las gonadotropinas (FSH y LH) que alcanzan el ovario y controlan la maduración del óvulo. Éstas últimas también son responsables de la producción de estrógenos.

Dividimos el ciclo menstrual en dos fases:

1) Fase folicular:

1º – 4º día:

Los niveles de FSH (hormona estimuladora del folículo) y LH (hormona luteinizante) aumentan ligeramente, siendo más altos los de FSH. Esto tiene como consecuencia que, entre todos los folículos que existen en el ovario, algunos sean más estimulados y maduren, aunque tan solo uno será el elegido para la ovulación más adelante. A su vez, las hormonas gonadotropinas provocan un ligero aumento de  la producción de estrógenos.

El endometrio (tejido que recubre el útero por dentro), mientras, se va descamando debido al sangrado menstrual.

5º – 7º día:

A medida que pasan los días las hormonas sexuales empiezan a aumentar, sobre todo los estrógenos. Mientras, el folículo sigue madurando junto con el ovocito (futuro óvulo) que tiene en su interior.

8º – 12º día:

Aumenta el nivel de estrógenos debido al óvulo dominante, ya que estas hormonas son las responsables de la maduración y la liberación de dicho óvulo. También son responsables del crecimiento del endometrio. Los niveles de FSH y LH vuelven a subir.

12º – 14º día:

Tiene lugar un incremento brusco de FSH y LH, lo que desencadena que acabe la maduración del folículo y se libere el ovocito.  A partir de aquí, lo niveles de estrógenos empiezan a disminuir y los de progesterona empiezan a subir. Esa liberación del ovocito es lo que conocemos como ovulación, es decir, el óvulo ya maduro rompe la membrana del folículo y sale a esperar ser fecundado en el extremo de una de las trompas de Falopio.

 2) Fase lútea:

15º – 21º día:

La progesterona sube y los estrógenos también. La progesterona es la hormona que se encarga de preparar el endometrio para recoger, desarrollar y mantener el huevo fecundado (modifica las secreciones en el endometrio, prepara las mamas para la lactancia, aumento de temperatura corporal). Los niveles de FSH y la LH disminuyen.

El folículo donde se había formado el ovocito se transforma en el cuerpo lúteo, que espera la  fecundación.

El endometrio se transforma en secretor, ideal para el anidamiento, cada vez más engrosado para que se pueda implantar el óvulo.

22º – 24º día:

Tiene lugar la máxima actividad del cuerpo lúteo. Se producen los niveles más bajos de gonadotropinas de todo el ciclo sexual para evitar la estimulación de más folículos.

El cuerpo lúteo empezará a degenerar si no ha habido fecundación.

25º – 28º día:

Empieza a declinar la secreción hormonal, tanto de progesterona como de estrógenos, asociado a un nuevo aumento de FSH y LH.

El cuerpo lúteo se degenera y el endometrio se descamará dando lugar al siguiente sangrado menstrual.

Mecanismo de dismenorrea:

En el momento de la menstruación se da un exceso de prostaglandinas (sustancia que da lugar a la inflamación), locales y sistémicas, que provocan una vasoconstricción en la musculatura del útero. Esto provoca una hipoxia, es decir, un menor aporte de oxígeno a la zona y  tiene lugar una herida fisiológica a causa de la descamación que se produce en el cuello en el útero. Por lo tanto, hay una inflamación que puede ser dolorosa.

Esta inflamación puede estar mal regulada por una alteración en la capacidad del cuerpo para resolver la inflamación correctamente o por un exceso de tamaño endometrial en la descamación, mecanismo que tiene lugar en la endometriosis.

Para que la inflamación sea limitada y no dolorosa tiene que haber un aumento suficiente del número de protaglandinas presentes. También se incrementarán las enzimas responsables de atenuar la inflamación como las lipoxinas del sistema inmunológico y endocrino.

Muchas veces al tomar AINES (antiinflamatorios), frenamos la respuesta antiinflamatoria de nuestro propio cuerpo, haciendo que sea menos eficaz y que se dilate más en el tiempo.

Factores que influyen en esta alteración:

Los factores que pueden alterar nuestra respuesta ante la inflamación que se da en la menstruación son:

– Factores psicológicos (ansiedad, depresión o estrés).

– Antecedentes familiares con dismenorrea primaria.

– Hábitos diarios (tabaco, alcohol, dieta y actividad física).

– Características menstruales (sangrado menstrual y duración del ciclo, regularidad y el flujo menstrual).

– Otros factores como la edad o el sobrepeso.

Algunos elementos que nos puede ayudar a mejorar nuestra respuesta inflamatoria son:

– Vitamina D: la podemos obtener a través de nuestra exposición al sol.

– Omega 3: presente en pescados como el salmón o la caballa.

– Vitamina E (antioxidantes): la podemos obtener de frutos secos, semillas y cereales.

– Ácido araquidónico: está presente en la membrana de las células que intervienen en la inflamación. Lo consumimos en la carne y el pescado de calidad.

Otros cambios que podemos hacer: mejorar el descanso, disminuir el estrés cuando es mantenido en el tiempo o hacer ejercicio.