Creencias y aspectos psico-sociales

Tanto a lo largo de nuestra educación como en las relaciones  sociales aprendemos numerosas reglas y nociones sobre la buena y la mala postura, lo que está bien y lo que está mal. La cultura en la que crecemos,  las costumbres, e incluso determinada información que nos llega desde medios de comunicación más o menos especializados sobre cómo utilizar el cuerpo, nos lleva muchas veces a adoptar posturas o actitudes que son más perjudiciales que beneficiosas. La causa de este absurdo, es que muchas de esas reglas de oro no tienen un fundamento fisiológico, sino que son más bien son el lamentable legado de la “sabiduría popular” no contrastada.

Un ejemplo simple lo tenemos en cómo nos han enseñado a estar sentados, y el efecto que esa postura tiene sobre nuestra columna. Siempre se ha dicho que hay que sentarse “bien recto”, con la espalda apoyada en el respaldo, y las caderas formando un ángulo de 90 grados con el cuerpo (figura C). Pero en el cuadro de abajo, que representa comparativamente la presión que sufren los discos lumbares en las siguientes posiciones, podemos ver que apoyar los brazos en la mesa (figura B), descarga las lumbares mucho más que la figura C, o que como ocurre en (F), reclinar la espalda hacia atrás, puede servir como ayuda muy efectiva para descargar la presión discal.