El principio de tensegridad y la fascia

El concepto “Tensegridad” lo desarrolló el arquitecto e ingeniero R.Buckminster Fuller, que la describió como la combinación de las fuerzas que existen en una estructura formada por una red finita de elementos de compresión o elementos rígidos interconectados a través de elementos tensiles o elásticos que le dan a la estructura su integridad total.

Este modelo arquitectónico acogido en los últimos tiempos una gran relevancia gracias a su capacidad de readaptación de las tensiones entre los elementos rígidos y los elementos elásticos frente a fuerzas externas. Es precisamente esta característica la que lo asemeja al comportamiento del cuerpo humano y en especial al papel del sistema miofascial.

De esta forma podemos considerar los huesos como los componentes comprimidos y la fascia como los componentes traccionados. El esqueleto es una estructura de compresión continua solo en apariencia, para comprobarlo bastaría con eliminar las partes blandas y observar como los huesos se estampan contra el suelo ya que nos están unidos entre sí, sino apoyados en superficies cartilaginosas deslizantes. Son precisamente las fascias y su papel tensegrítico el que mantiene el esqueleto erguido.