El estrés y el dolor de espalda

Hace tiempo que se conoce y reconoce, la relación entre el estrés físico y los dolores musculares. Esta relación tiene bases físicas documentadas que deben considerarse tanto a la hora de tratar o afrontar un dolor lumbar o cervical, como también a la hora de prevenirlos.

Existen numerosos artículos científicos y divulgativos a este respecto, nos ha parecido interesante el publicado en (http://www.espalda.org/divulgativa/su_espalda/estres.asp), el cual explica de manera clara y sencilla la relación entre el estrés y el dolor de espalda.

Sucintamente viene exponer lo siguiente:

  1. El estrés aumenta de forma evidente el riesgo de padecer dolor de espalda, principalmente porque facilita la aparición de contracturas musculares, pero además porque disminuye el umbral del dolor y suele ir acompañado de una actitud negativa ante ese dolor.

A pesar de que los estudios realizados para medir este efecto han tenido resultados contradictorios, se acepta que el estrés altera el estado de los nervios que controlan el funcionamiento de los músculos facilitando su contractura, hasta el punto de que ésta pueda aparecer ante esfuerzos musculares muy pequeños, o incluso de forma espontánea, desencadenando episodios dolorosos.

  1. El estrés también interfiere en la coordinación de los distintos grupos musculares que participan en el funcionamiento de la espalda. En condiciones normales, los abdominales y la musculatura paravertebral se coordinan entre sí para mantener una postura adecuada o conservar el equilibrio durante el movimiento. Dado que esta coordinación depende de reflejos nerviosos, estos podrían verse afectados por el estrés, provocando que la musculatura se contrayera inadecuadamente o a destiempo, facilitando su contractura y afectando directamente en una inadecuada coordinación de estos grupos musculares, y por extensión, en la incapacidad para mantener una postura saludable.

  1. Si bien las contracturas provocadas por el estrés son el mecanismo físico principal que provoca el dolor de espalda, es la activación de las estructuras nerviosas provocadas por ese mismo estrés, las que conllevan que, debido a la disminución de nuestro umbral del dolor, éste lo percibamos con mayor intensidad a lo que razonablemente correspondería.

  1. Por último, el estrés puede facilitar una actitud ante el dolor que aumenta el riesgo de que éste surja o persista durante más tiempo.